Cristianos Veterocatólicos de Europa Centro-Oriental
["Debe tenerse como propiamente católico aquello que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos"]. (Vicente de Lérins)
El Obispo Willibrord y sus compañeros convirtieron el área de Europa conocida como los Países Bajos (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) a la Fe Católica en el siglo VII.
En 1145, el Papa Eugenio III reconoció el derecho del Capítulo de la Catedral de Utrecht para elegir los sucesores a la Sede.
El Cuarto Concilio Laterano confirió a todos los Capítulos Catedralicios el derecho a elegir sus propios Obispos.
El Papa León X, en su carta ‘Debitum Pastoralis,' de 1520, concedió a Philippi de Burgundy, el 57mo. Obispo de Utrecht, y a sus sucesores, autonomía interna en asuntos eclesiásticos. Esto legitima, sin lugar a dudas, tanto el gobierno Autocéfalo de la Sede de Utrecht, como el de todos los Veterocatólicos, de allí en adelante.
En Nuremberg, el 27 de agosto de 1870, por parte de profesores de Bonn, Breslau, Bmunsberg, Munich, Munster, Praga, y otros sitios, quienes, bajo el liderazgo de Johann Josef Ignaz von Döllinger hicieron la declaración en contra del decreto del concilio Vaticano I. Una reunión de laicos en Konigswinter en septiembre del mismo año resolvió que: "considerando que el concilio... no deliberó en un ambiente de libertad perfecta... los Católicos que firman abajo [1,359 en total] no reconocen los decretos acerca del poder absoluto del Papa y su infalibilidad como decisión de un concilio ecuménico, más aún, los rechazan como innovaciones que van contradicción directa a la fe uniforme de la Iglesia". La Declaración de Utrecht solidificó este movimiento en 1889.
Es a esta línea que reconoce, se adhiere y obedece a su Sinodalidad, nuestra Sociedad Sacerdotal San Ignacio de Loyola.
El Obispo Willibrord y sus compañeros convirtieron el área de Europa conocida como los Países Bajos (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) a la Fe Católica en el siglo VII.
En 1145, el Papa Eugenio III reconoció el derecho del Capítulo de la Catedral de Utrecht para elegir los sucesores a la Sede.
El Cuarto Concilio Laterano confirió a todos los Capítulos Catedralicios el derecho a elegir sus propios Obispos.
El Papa León X, en su carta ‘Debitum Pastoralis,' de 1520, concedió a Philippi de Burgundy, el 57mo. Obispo de Utrecht, y a sus sucesores, autonomía interna en asuntos eclesiásticos. Esto legitima, sin lugar a dudas, tanto el gobierno Autocéfalo de la Sede de Utrecht, como el de todos los Veterocatólicos, de allí en adelante.
En Nuremberg, el 27 de agosto de 1870, por parte de profesores de Bonn, Breslau, Bmunsberg, Munich, Munster, Praga, y otros sitios, quienes, bajo el liderazgo de Johann Josef Ignaz von Döllinger hicieron la declaración en contra del decreto del concilio Vaticano I. Una reunión de laicos en Konigswinter en septiembre del mismo año resolvió que: "considerando que el concilio... no deliberó en un ambiente de libertad perfecta... los Católicos que firman abajo [1,359 en total] no reconocen los decretos acerca del poder absoluto del Papa y su infalibilidad como decisión de un concilio ecuménico, más aún, los rechazan como innovaciones que van contradicción directa a la fe uniforme de la Iglesia". La Declaración de Utrecht solidificó este movimiento en 1889.
Es a esta línea que reconoce, se adhiere y obedece a su Sinodalidad, nuestra Sociedad Sacerdotal San Ignacio de Loyola.