EXPERIENCIA DE LOS EJERCICIOS ESPIRITUALES
“Él
quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim 2,4)
Los Ejercicios Espirituales (E.E.) son un itinerario que Ignacio de Loyola nos propone para hallar la voluntad de Dios en nuestra vida, y por ende también nos permite un pleno discernimiento en nuestras decisiones.
Seria obsoleto pensar que Ignacio de Loyola es solo de la Compañía de Jesús, o quizá solo de la Iglesia Católica en Comunión Romana, y no pensar que es un patrimonio de la Cristiandad en general.
Los Ejercicios Espirituales son uno de los recursos que nuestra Sociedad Ignaciana, emplea en el acompañamiento y discernimiento de las personas.
Además, los Ejercicios son una herramienta eficaz para comenzar en las personas un autoconocimiento de su realidad propia y de como acercarse a Dios sin negar sus falencias. Hay que mirar los Ejercicios Espirituales más que un simple retiro, sino un método de constante relación con Dios de manera personal y consciente, es la consciencia, la que nos permite descubrir lo que Dios nos pide y lo que nosotros estamos dispuestos a dar a Dios.
Tenemos en cuenta que los ejercicios de Ignacio de Loyola son un medio para llegar al único fin: Dios soberano de nuestra vida, para asumir una soberanía de Dios en la vida y en todo orden debemos ser conscientes y ser conocedores de la realidad de Dios en la humanidad.
El Ignaciano (S.S.I.) más que dirigir y acompañar también camina junto al que se ejercita espiritualmente, buscando ambos el provecho de la voluntad de Dios y así mismo el orden de nuestra vida.
Este ordenar nuestra vida en cuanto afecto y decisiones, es una de las características de los Ejercicios Espirituales, porque ellos nos permiten asumir un orden y una constante consideración de nuestras acciones y sus repercusiones.
La pedagogía de los Ejercicios se ajusta a las diversas realidades de las personas aunque fueron diseñados para ser hechos durante cuatro (4) semanas en silencio y alejamiento, no obstante se apela a la "contemplación en la acción" y también se hace accequible a todos aquellos que desde sus hogares, sus empresas, sus estudios, sin límites de edad puedan hacerlos sin ningún problema, ya que implica "autorresponsabilidad y corresponsabilidad" en el hacerlos, al igual el que los dirige y acompaña. Este es el menester de un Ignaciano (S.S.I) llevar los Ejercicios a todos los lugares y realidades como medios de despertar y comenzar un verdadero itinerario en la consciencia de acercarnos a Dios como principio y fundamento.
Seria obsoleto pensar que Ignacio de Loyola es solo de la Compañía de Jesús, o quizá solo de la Iglesia Católica en Comunión Romana, y no pensar que es un patrimonio de la Cristiandad en general.
Los Ejercicios Espirituales son uno de los recursos que nuestra Sociedad Ignaciana, emplea en el acompañamiento y discernimiento de las personas.
Además, los Ejercicios son una herramienta eficaz para comenzar en las personas un autoconocimiento de su realidad propia y de como acercarse a Dios sin negar sus falencias. Hay que mirar los Ejercicios Espirituales más que un simple retiro, sino un método de constante relación con Dios de manera personal y consciente, es la consciencia, la que nos permite descubrir lo que Dios nos pide y lo que nosotros estamos dispuestos a dar a Dios.
Tenemos en cuenta que los ejercicios de Ignacio de Loyola son un medio para llegar al único fin: Dios soberano de nuestra vida, para asumir una soberanía de Dios en la vida y en todo orden debemos ser conscientes y ser conocedores de la realidad de Dios en la humanidad.
El Ignaciano (S.S.I.) más que dirigir y acompañar también camina junto al que se ejercita espiritualmente, buscando ambos el provecho de la voluntad de Dios y así mismo el orden de nuestra vida.
Este ordenar nuestra vida en cuanto afecto y decisiones, es una de las características de los Ejercicios Espirituales, porque ellos nos permiten asumir un orden y una constante consideración de nuestras acciones y sus repercusiones.
La pedagogía de los Ejercicios se ajusta a las diversas realidades de las personas aunque fueron diseñados para ser hechos durante cuatro (4) semanas en silencio y alejamiento, no obstante se apela a la "contemplación en la acción" y también se hace accequible a todos aquellos que desde sus hogares, sus empresas, sus estudios, sin límites de edad puedan hacerlos sin ningún problema, ya que implica "autorresponsabilidad y corresponsabilidad" en el hacerlos, al igual el que los dirige y acompaña. Este es el menester de un Ignaciano (S.S.I) llevar los Ejercicios a todos los lugares y realidades como medios de despertar y comenzar un verdadero itinerario en la consciencia de acercarnos a Dios como principio y fundamento.